“Precisamente cuando el intercambio simbólico se ha vuelto prácticamente imposible, las miradas críticas atienden a lo artístico como si de este ritual pudiera salir la clave para escapar de esta glaciación

“Tenemos que aprender a pensar el espacio. El espacio del no-lugar no crea ni identidad, ni relación, sino soledad y similitud. El lugar es triplemente simbólico al dar cuenta de la relación de cada uno de sus ocupantes consigo mismo, con los demás ocupantes y con la historia común. La multiplicación de los no-lugares, como ya he indicado es característica del mundo contemporáneo, espacios en los que solo se tiene la condición de pasajero o consumidor”