…. en efecto estamos ante un “flâneur” de la capital, ante alguien que aunque no resida en ella sino en su periferia más apacible, necesita asomarse casi cotidianamente a sus calles y plazas, sumergirse en sus multitudes un poco como Edvard Munch se sumergía en las de Oslo o de París, aspirar lo que un estridentista mexicano llamaría el “olor a nafta”, ver su propio rostro reflejado en esos escaparates que constituyen una de sus obsesiones –el día en que nos presentaron, le dije: “ah, el pintor de los escaparates”-, como la constituyeron para algunos de sus predecesores norteamericanos.

José Miguel Palacio, a la postre, es lo más parecido que conozco a un “vedutista” moderno. La Gran Vía es su Gran Canal; los autobuses son sus góndolas; los escaparates, su galería de espejos; el Teatro del Canal, su Fenice; los rascacielos, su Salute; los Airbuses, su Bucentauro…

Juan Manuel Bonet